¿Estaban las "Tribus Perdidas" Realmente Perdidas?


Los términos exactos "Tribus Perdidas" que nosotros y otros usan para referirse a la cautividad y a la posterior dispersión de las diez tribus de la Casa del norte de Israel por los asirios en el siglo octavo a. de M. no ocurre nunca en las Escrituras. Esto suscita una cuestión válida en cuanto a si nuestra investigación y nuestros esfuerzos por identificar a estos israelitas puede resultar ilegítimos, desde un punto de vista bíblico. Existen, efectivamente, aquellos que mantienen que las Diez Tribus del Norte nunca estuvieron pérdidas, y que forman actualmente parte de los israelitas a los que identificamos en la actualidad como el pueblo judío. Si es ese el caso, entonces todo el objetivo y propósito del Israel Unido de Jerusalén y estas páginas web es, sin duda, una mal informada pérdida de tiempo. De modo que, desde nuestro punto de vista, este tema es de vital interés para nosotros y para todos nuestros lectores.
De hecho, desde un punto de vista profético, hay un sentido en el que esas tribus del norte de Israel, conocidas en los profetas como la Casa de Israel o por los nombres de Efraín o Yosef, no estuvieron nunca perdidas, sin duda, no lo estuvieron para Elohim. YAHWEH declara acerca de la futura gran reunificación de todas las tribus de Israel que no tiene rival con el Shemot de Egipto,

"mis ojos están sobre todos sus caminos, los cuales no se me ocultaron…"
(Jer 16:14-18; Jer 3:11-18)


El profeta Amós deja este hecho aún mas claro, dejando de nuevo constancia de las palabras mismas de YAHWEH:

"He aquí los ojos de YAHWEH están contra el reino pecador [la Casa de Israel del norte], y yo los asolaré de la faz de la tierra, más no destruiré del todo la casa de Jacob dice YAHWEH. Porque he aquí yo mandaré y haré que la casa de Israel sea zarandeada entre todas las naciones, como se zarandea el grano en una criba, y no cae un granito en la tierra."
(Amós 9:8-9)

La imagen consistente que captamos en los Profetas es que cuando llegue el momento de esta reunificación masiva estos israelitas estarán esparcidos por todo el mundo, mezclados entre las naciones de manera que resulten indistinguibles, pero a pesar de ello, puedan responder a una señal divina concreta o llamamiento en los tiempos del Mashiaj (Isa. 11:12; 10:20-22).

En este artículo expondremos cinco aspectos de la evidencia para justificar nuestra contención respecto a que estas diez tribus del norte del antiguo Israel estaban esencialmente perdidas para la historia hasta nuestro tiempo y han permanecido, en gran medida, separadas de la tribu de Judá (el pueblo judío actual), y que su identificación y restauración es una parte esencial del plan divino para la redención del mundo. Realizaremos una inspección de los siguientes aspectos en este orden: lo bíblico, lo histórico-literario, lo arqueológico, lo rabínico y lo profético.

El Registro Bíblico
Comenzamos con los libros históricos del Tanaj mismo. 1 de Reyes 11 deja constancia de la división de las Doce Tribus del antiguo Israel en dos reinos diferentes o "casas" después de la muerte de Salomón en el siglo 10 a. de M. El profeta Ahías le dice a Jeroboam, que pertenecía a la tribu de Efraín y, por lo tanto, no pertenecía a la línea real de David, que YAHWEH iba a dividir el reino, dándole a él "diez piezas" o tribus, dejando una, la tribu de Judá (con porciones de Leví) en el sur, centrándose en Jerusalén. Este reino del sur continuaría la monarquía de David, cumpliendo la promesa que le hizo Elohim a la línea de David que no perecería jamás y de ella surgiría posteriormente el Mashiaj (1 Reyes 11:26-35; Salmos 89). En el resto del libro de 1 Reyes y también en todo 2 Reyes, leemos la historia detallada de toda la historia separada de lo que se llama el "Reino Dividido", es decir, el de la Casa de Israel en el norte y el de la Casa de Judá en el sur, con sus distintivas dinastías gobernantes. Todos los profetas, desde Oseas hasta Ezequiel, mantienen de manera consistente la distinción y dedican sus mensajes o bien al reino de Israel o al de Judá (o en ocasiones a ambos). Existe entre los exilios de estos dos reinos, de manera respectiva, una diferencia de 135 años, los primeros por los asirios (en el siglo octavo a. de M.) y el segundo por los babilonios (en el siglo sexto a. de M.). Con el tiempo, el reino del norte se volvió a la peor clase de idolatría y sus reyes, como puedan ser el infame Acab, juntamente con su malvada esposa Jezabel, abandonaron por completo el servicio de YAHWEH y su pacto con el pueblo de Israel, basado en la Toráh, (1 Reyes 16:30-33). 2 Reyes 17 ofrece un resumen escalofriante de 200 años de apostasía y declara que el Exilio del norte de Israel de su tierra por los asirios a finales del siglo 8 a. de M. fue el castigo de Elohim por sus pecados. El escritor de Reyes lo expresa de una manera muy concisa:
YAHWEH, por lo tanto se airó en gran manera contra Israel, y los quitó de delante de su rostro, y no quedó sino sólo la tribu de Judá."
(2 Reyes 17:18)

La devastación del reino del norte de Israel se produjo por medio de una serie de campañas militares por parte de los asirios, primero bajo Tiglaz pileser (c. 730 a. de M.) y posteriormente por Salmanases V y Sargón II (722 a. de M.). La política asiria era, de hecho, deportar a las poblaciones en las regiones que conquistaban, volviendo a establecer la tierra con personas que no eran nativas (2 Reyes 15:29; 17:6, 24). Estos nuevos residentes del norte de Israel acabaron por ser conocidos como los samaritanos. El escritor de Reyes dice:
En el año nueve de Oseas, el rey de Asiria tomó Samaria y llevó a Israel cautivo a Asiria, y los puso en Halah, en Habor, junto al río Gozan, y en las ciudades de los medos.
(2 Reyes 17:6 & 18:11)
(La traducción de la última parte de este versículo es difícil. Posiblemente pueda significar también: "Los estableció en el Habor, el río de Gozan" (ver NRSV, NIV). El relato paralelo en 1 Crónicas 5:26 nombra "Halah, Habor, Hara, y el río Gozan," indicando que el nombre del río es Gozan, no el Habor, un subafluente que fluye para introducirse en el Eufrates.)


La mayoría de los eruditos sitúan estos lugares en la región del norte y del oeste de Nínive, entre los ríos Tigris y Eufrates.
Es digno de mención que tanto el escritor de Reyes como el cronista dicen:
"Israel fue llevado cautivo de su tierra a Asiria, hasta hoy."
(2 Reyes 17:23; 1 Cró. 5:26)
( Immanuel Velikovsky mantuvo que las tribus fueron llevadas mucho más al norte, más allá del Cáucaso, a las estepas de los ríos Don y Volga, una región que argumenta, a la que llegaron los asirios. Identifica al río "Gozan" con el Volga, y a los Khazares con los antiguos israelitas (The Assyrian Conquest, Vol. II of the Ages in Chaos series))


Puesto que las Crónicas fueron escritas a finales del siglo quinto a. de M., después del regreso de Judá del Exilio Babilónico, está claro que el escritor (tradicionalmente Esdras) sabía que estas diez tribus del norte permanecieron en el Exilio en su día, es decir, después del tiempo de que Judá y Jerusalén habían sido restaurados. Este es el último rastro que tenemos de las Diez Tribus del Norte en las porciones históricas de las Escrituras hebreas.

Los libros de Esdras y de Nehemías, así como los de Crónicas, dejan constancia del regreso de la tribu de Judá (con partes de Benjamín y de Leví) del Exilio Babilónico entre los años 539 y 520 a. de M. Algunos han entendido equivocadamente referencias en estos textos que tienen que ver con algunas de las tribus adicionales, distintas a la de Judá, o a las doce tribus, como implicando que las tribus del norte, deportadas por los asirios, también regresaron a la Tierra en masa durante este periodo en respuesta al decreto de Ciro. Esto carece totalmente de base. Sabemos que incluso durante los reinados de Ezequías y de Josías, reyes de Judá, más de cien años antes, partes de las tribus del norte (Efraín, Manases, Aser, Zabulón e Isacar) fueron a Jerusalén para Pesaj, aunque el grueso de la población había sido deportada a Asiria (2 Cro. 30:1-18; 34:6-9). Esto indica que los asirios no se llevaron a toda la población, ya que un reducido número de estos israelitas del norte quedaron atrás en la tierra, especialmente aquellos que estaban unidos con Judá en Jerusalén. Esto era especialmente el caso en lo que se refiere a la pequeña tribu de Benjamín y muchos levitas. En el siglo 6 a. de M., bajo Esdras y Nehemías, sucedió lo mismo. Había algunos israelitas del norte que regresaron con Judá, pero las listas de los nombres y las familias dejan claro que la abrumadora mayoría de los 42.000 que regresaron eran de Judá, Benjamín y Leví. Las listas detalladas se ofrecen con la afiliación tribal (Esdras 2; Nehemías 7 y especialmente el capítulo 11). Como es natural, estos valientes pioneros estaban llenos de fe en que las grandes promesas de sus Profetas para una restauración total y definitiva de todo Israel estaba cercana. Por consiguiente, cuando se reconstruyó el Templo, se ofrecieron sacrificios, como sería de esperar, por todas las doce tribus de Israel (Esdras 6:13-18). A pesar de todo, los textos de las Escrituras son inequívocos. La gran mayoría de los israelitas del norte fueron deportados por los asirios y "sólo quedó Judá" (2 Reyes 17:18) y el escritor mismo de Crónicas deja constancia de que permanecieron en el exilio en el norte incluso hasta hoy (1 Cró. 5:26).

No debemos dar por hecho que aquellos que regresaron a Judea y a Jerusalén no eran conscientes de sus hermanos y hermanas de las tribus del norte. Existen claras indicaciones en las últimas porciones proféticas de las Escrituras de que los de Judea sabían exactamente dónde se encontraban las otras tribus. Por ejemplo, los nombres de los lugares en Isaías 66:19 (Lidia, Tubal y Grecia) muestran claramente que estas tribus ya habían emigrado en dirección noroeste, hacia Asia Menor y Europa. Esta evidencia concuerda exactamente con lo que aprendemos gracias a las inscripciones asirias, como veremos.

Referencias Históricas y Literarias
La literatura judía que ha sobrevivido a los periodos persa, griego y romano testifica de manera unánime del hecho de que las Diez Tribus del norte de Israel permanecieron en el Exilio muy al norte, dispersas entre los gentiles. Existen muchas referencias pero una pequeña muestra será suficiente para este artículo. Primero, están aquellos textos que los eruditos conocen como la Apócrifa y Pseudoepígrafa, la mayoría de los cuales fueron escritos desde el 300 a. de M. hasta el siglo 1 de nuestra era. El Testamento de Moshe dice:
Entonces algunos de las tribus ascenderán y llegarán a sus lugares destinados y de nuevo rodearán el lugar de murallas [refiriéndose al regreso a Babilonia en el año 539 a. de M.]. Y las dos tribus continuarán en la fe que les fue concedida… Y las diez tribus fructificarán y aumentarán entre los gentiles durante el tiempo de su cautividad
(4:7-9; cf. 2:5).
Aquí uno ve la clara distinción que se hace entre las dos (Judá y probablemente Levi) y las otras diez. 2 Esdras es aún más explícito, afirmando que estos que habían sido exiliados por los asirios fueron primeramente llevados cruzando el Eufrates, pero posteriormente emigraron más allá.
Pero formaron este plan para sí mismos, que dejarían a la multitud de naciones y se marcharían a una región más distante…un viaje de un año y medio, y ese país se llama Arzareth [que significa, Otra Tierra] (13:39-45).
Textos como Ben Siraj (36:11-15), los Salmos de Salomón (17:28-31) y el Testamento de los Doce Patriarcas implican una dispersión por el estilo, mucho después del regreso babilónico. Josefo, el historiador del primer siglo, deja constancia de lo mismo: Por lo cual, solo existen dos tribus [las conocidas como judíos] en Asia y en Europa sometidas a los romanos, mientras que las diez tribus se encuentran más allá del Eufrates hasta hoy y una inmensa muchedumbre que no se puede calcular en números (Antigüedades 11:133).

Este testimonio de Josefo es de especial valor en que es el descendiente directo de una familia de sacerdotes que regresaron bajo Esdras y que podían seguir el rastro a su genealogía hasta aquel tiempo. En su historia de la nación judía hizo uso de todas las fuentes disponibles en su época. De haber existido un entendimiento general de que las Tribus del norte habían regresado a la Tierra en el siglo 6 a. de M. no cabe duda alguna de que hubiese dejado constancia de ese hecho.

La Evidencia Arqueológica
Es al llegar a este punto que la evidencia arqueológica se vuelve más de vital importancia para seguir la historia subsiguiente de estos israelitas del exilio emigrando. Durante el último siglo se ha literalmente excavado una cantidad masiva de evidencia en forma de inscripciones, que documentan la historia de los periodos asirio y babilónico. Esto incluye monumentos, relieves y literalmente cientos de miles de tabletas de arcilla, muchas de las cuales han sido publicadas en los años recientes. No sólo es que ahora contamos con relatos contemporáneos de la destrucción y la deportación del norte de Israel, sino que podemos por primera vez, de hecho, seguirle la pista a las migraciones de los cautivos israelitas en las regiones del norte del Caucaso y cruzando el estrecho del Bósforo hasta el sur de Europa. En los más antiguos monumentos asirios se refieren a los israelitas como la "Casa de Omri" (Bit Khumri" nombrada por Omri, rey de Israel y padre del malvado Acab, del siglo 9 a. de M. Ha sobrevivido incluso correspondencia de la corte de Senaquerib y Sargón y es precisamente en estos materiales que podemos empezar a recoger referencias sobre los israelitas, a los que se referían como gamira o gamera, y finalmente como cimerios, que vivían en las regiones donde fueron llevados los deportados israelitas. La historia ulterior de los cimerios, sus migraciones al Asia Menor y al sur de Europa, así como su relación con los escitas, está más allá del alcance de este artículo, pero ha sido documentado a fondo. Baste con decir al llegar a este punto que este aspecto de nuestra evidencia, en combinación con la bíblica, la literaria y la profética, es parte de un todo, y forma una impresionante demostración que se acerca considerablemente a la certeza histórica.
( Para los lectores que deseen seguir este curso en mayor detalle, mencionamos dos publicaciones, una popular y otra mas erudita: E. Raymond Capt, Missing Links Discovered in Assyrian Tablets (Artisan Sales, P. O. Box 1497, Thousand Oaks, CA 91360) and Anne Kristensen, Who Were The Cimmerians and Where Did They Come From? (Copenhagen: Royal Danish Academy of Sciences and Letters, 1988))

La Actitud Rabínica
Los rabinos tienen mucho que decir acerca de la Diez Tribus "Perdidas" y las discusiones acerca de su paradero y su eventual regreso a la Tierra de Israel abundan en los medios judíos.
(Un buen resumen publicado es el que se encuentra en el Rabino Rafael Eisenberg, A Matter of Return (Jerusalem: Feldheim, 1980). La principal discusión rabínica se encuentra en el Talmud Babilónico, Tractate Sanhedrin 110b.)

Es interesante darse cuenta de que la principal discusión en la Mishnah comienza con la afirmación de que "las Diez Tribus no regresarán" (b. Sanhedrin 110b). En otras palabras, la idea de que las Diez Tribus habían sido asimiladas juntamente con Judá, el pueblo judío, o que de lo contrario habían regresado a la Tierra, ni siquiera se contempla. Toda la discusión, que todos los rabinos aceptan, da por hecho que estas tribus están "pedidas" o en el Exilio, y la pregunta pertinente era si volviesen alguna vez, dado el extremo estado de apostasía. El Rabino Akiba afirmaba que no regresarían, mientras que el Rabino Eleizer afirmaba que sí que lo harían. Ambas interpretaciones se basan en diferentes interpretaciones de la profecía bíblica y en si las promesas de la restauración eran condicionales o incondicionales. La halajah (una decisión autoritativa) era que las Diez Tribus volverían (Tosefta Sanhedrin 13). De hecho, algunas autoridades rabínicas afirmaban que el regreso de las Diez Tribus era un componente esencial de la Redención. El Yalkut Shimoni afirma que incluso aquellos de las tribus que han perdido su identidad regresarán en los días del Mashiaj, cuando sus orígenes y sus afiliaciones tribales se revelarán.

Según los "sabios rabínicos", las Diez Tribus emigraron de Asiria, mas allá del Río Sambation. Informan que este misterioso río fluye seis días a la semana, pero deja de hacerlo el shabbat (Bereshit Rabba 11:5). Muchos han considerado que esta es una referencia legendaria, sin embargo, John Hulley ha argumentado que la tradición se refiere, de hecho, al estrecho del Bósforo, entre el Mar Negro y el Egeo, donde la corriente realmente se hace mas lenta o incluso se invierte por promedio una vez a la semana.
(El estrecho del Bósforo, c. 20 mi (30 km) de largo y c. 2,100 ft (640 m) de ancho en su parte más estrecha, que separa la Turquía europea de la asiática. El estrecho fortificado conecta el Mar Negro con el Mar de Marmara. Como parte (con las DARDANELLAS) de un pasaje que une el MAR MUERTO Y EL MEDITERRANEO, es una ruta marítima de vital importancia para Rusia y Ukrania. Un puente (3,524 ft/1,074 m largo) va sobre el Bósforo en Estambul, cerca de la punta sur del estrecho.)

Presenta evidencia lingüística que el mismo término Sambation procede de "yam Bithyon" o "mar de los bitinios."
(Ver el fascinante artículo "¿Did Any of the Lost Tribes go North?" en B’Or Ha’Torah 6 (1987): 127-33.)
De ser este el caso, tenemos una sorprendente correlación con la evidencia de las migraciones de los cimerios, que indica que partes significativas de los deportados israelitas se dirigieron hacia el norte, a Asia Menor y posteriormente hacia Europa.

La Palabra Segura de la Profecía
Para aquellos que creen que las palabras de los profetas hebreos son inspiradas por Elohim, tal vez la más poderosa evidencia de que las Diez Tribus no regresaron nunca, que no se encuentran entre el pueblo judío actual, pero que al final se identificarán y serán restauradas, se encuentran aquí, en la Biblia misma. El problema es que muchos, si no la mayoría, de los estudiantes de la Biblia, tanto cristianos como judíos, leen pasando por encima pasaje tras pasaje que se refiere claramente a las Diez Tribus como si se estuviese refiriendo a la Casa de Judá o a aquellos que actualmente conocemos como el pueblo judío. Como hemos visto, el pueblo judío de hoy contiene, de hecho, alguna mezcla de las otras tribus, pero son predominantemente de Judá, Leví y Benjamín. Cuando los profetas hablan acerca de Yosef o Efraín, algo que hacen muchas veces, ésta no es claramente una referencia al pueblo judío y con frecuencia se encuentra en el mismo contexto que alguna afirmación explícita que contrasta acerca de Judá (los judíos). Aquí hay dos puntos principales que es preciso enfatizar.

Primero, los Profetas declararon de manera muy explícita que la restauración final de las Diez Tribus y su unión con Judá tendrá lugar en "los últimos días", coincidiendo con la aparición de la figura davídica mesiánica. Se describe ese tiempo de tal manera que deja claro que no podía referirse de ningún modo al regreso de Judá del Exilio Babilónico en el siglo 6 a. de M. Por ejemplo, Jeremías 30-31, una de las profecías más explícitas de la Biblia, que trata acerca de las Tribus, viene enmarcada con la afirmación:

"en el fin de los días entenderéis esto"
(Jer. 30:24)

En caso de que uno se pregunte o argumente el significado exacto de esta frase "los últimos días", Jeremías deja claro que es el tiempo cuando YAHWEH elimine el yugo de la dominación extranjera y levante al descendiente davídico para que sea el rey en Israel (30:9). Esto corresponde con un tiempo en que Jerusalén será reconstruida, no será arrancada ni destruida más para siempre (Jer. 31:37-40). Teniendo en cuenta que Jerusalén quedó completamente destruida por los romanos en el año 70 de la E.C., posteriormente al regreso del Exilio Babilónico bajo Esdras y Nehemías, esta unión particular y la restauración de todo Israel, incluyendo la de la Tierra, la Ciudad y el Templo, deben de estar todavía en el futuro, en los días del Reino Mesiánico. Amós presenta el mismo punto al final de su profecía. El Reino del Norte será destruido, disperso, pero no perdido (9:8-9), pero en un tiempo posterior el "tabernáculo" davídico será restaurado (9:11) e Israel será plantada de nuevo en su propia tierra para "no ser nunca mas arrancada" (9:15). Puesto que Judá fue arrancada de nuevo por los romanos después de regresar de Babilonia y teniendo en cuenta que la dinastía davídica no fue restaurada durante el tiempo de ese Retorno, esta profecía, como la de Jeremías 30-31, debe de referirse a un tiempo posterior. Ezequiel 37 habla tanto del valle de los huesos secos como de la unión de los dos palos (o "árboles") y Judá. Esta importante profecía está evidentemente situada en el mismo periodo de tiempo mesiánico, una que es clara, pero futura en lo que a nosotros se refiere, y no pudo cumplirse en los tiempos del segundo Templo (quinto siglo a. de M. hasta el primer siglo de la E.C.). Los últimos versículos del capítulo dejan esto claro. La unión de los dos palos tiene lugar en una época en que aparece la figura davídica mesiánica y el Santuario sagrado o el Templo es restaurado de manera permanente (37:24-28). Por otro lado, como muestran los próximos dos capítulos, esto es justo antes de la guerra de Gog y Magog. El aplicar Ezequiel 37 a cualquier tiempo en el pasado es privarle de cualquier sentido sensato. Isaías 11 es tal vez la única profecía mas clara que absolutamente puntualiza el tiempo de la unión de las Diez Tribus con la Casa de Judá. Tiene lugar en el tiempo en que la Rama mesiánica de David gobernará la tierra. En ese tiempo YAHWEH por medio de este agente mesiánico, extenderá Su mano por segunda vez [no la del Regreso Babilónico] para recuperar a los exiliados tanto de Israel como de Judá (versículos 10 a 12). Estas Escrituras: Jeremías 30-31; Amós 8; Ezequiel 37 e Isaías 11, son representativas de toda una malla de textos relacionados, que están todos ellos perfectamente relacionados los unos con los otros. Los Profetas nos ofrecen una imagen increíblemente gráfica de los Últimos Días y de manera central en esa visión está la próxima unión de las tribus "perdidas" de Yosef y sus compañeros, con los que actualmente conocemos como el pueblo judío.

El segundo punto en importancia que se destaca de manera más evidente en los Profetas es el alcance absolutamente asombroso de la futura Restauración de todas las Tribus, que habrá de rivalizar con el Éxodo de Egipto, según Jeremías:

No obstante, he aquí vienen días, dice YAHWEH en que no se dirá mas: Vive YAHWEH que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto; sino: Vive YAHWEH que hizo subir a los hijos de la tierra del norte, y de todas las tierras a donde los había arrojado, y los volveré a su tierra, la cual di a sus padres.
(Jer. 16:14-15)

En caso de que alguien pueda poner en duda el contexto, este pasaje se repite en Jeremías 23:7-8 donde está fuertemente unido al Mashiaj davídico y a su reinado (versículos 5-6). El lenguaje no podía ser mas claro. Jeremías 3:11-18 también añade mas detalles respecto a la próxima Restauración. En aquel entonces Jerusalén se convertirá en el centro del gobierno mundial, al cual todas las naciones acudirán masivamente, precisamente cuando "la casa de Judá se una a la Casa de Israel y juntos vendrán de la tierra del norte". Este texto a su vez está relacionado íntimamente con Isaías 2:2-4 que nos habla de un tiempo de paz universal cuando todas las naciones vendrán a Jerusalén para aprender el Camino de la Toráh de YAHWEH. Claramente entonces, cuando regresen las Diez Tribus, y a ellas se una el pueblo judío, el mundo entero será transformado. No es posible, ni dando rienda suelta al lenguaje ni a la imaginación, que nadie espere que estos textos se apliquen al esperado, pero limitado regreso de los judíos de Babilonia en el año 586 a. de M.

Ha sido nuestra experiencia que aquellos que afirman que el pueblo judío actual representa el cumplimiento de las profecías bíblicas respecto a la restauración de TODO Israel normalmente no han leído detenidamente las muchas porciones de las Escrituras que tratan acerca de la Restauración.
(Ver los artículos "An Everlasting Love" y "Searching for the Ten Lost Tribes of Israel—Separating Fact from Fantasy," donde se abarcan muchos de los textos clave.)
Estos textos dejan muy claro que aún nos espera un gran despertar, uno que introducirá la Era Mesiánica.

Las "Tribus Perdidas" y el Racismo
Desde el principio mismo, estas páginas Web dejaron muy claro a nuestros lectores que el Israel Unido de Jerusalén rechaza cualquier tipo de enfoque racista en sus esfuerzos por identificar a las Tribus Perdidas. No afirmamos que ningún país en la actualidad, como pueda ser los Estados Unidos o la Gran Bretaña, sean israelitas o que las naciones modernas deban de identificarse con ciertas tribus, como puedan ser las de Manases o Efraín. Como hemos enfatizado repetidamente, la investigación que estamos empezando a presentar sobre las Tribus Perdidas, será históricamente responsable de modo que pueda soportar el escrutinio más académicamente riguroso. Demasiados de los grupos que adoptan el mensaje de la "identidad de Israel" producen supuestamente llamadas "pruebas" o "evidencia" que resulta ridícula para lingüistas competentes, para los etnógrafos e historiadores y, lo que es peor aún, con frecuencia tienden a ser sutilmente, o aunque no sea sutilmente, racistas en su enfoque de esta cuestión de identificar a las Tribus Perdidas. Esta claro que las poblaciones de Gran Bretaña, los Estados Unidos y la Europa del noroeste están muy mezcladas. Lo que mantenemos es que existen porciones significativas de antiguos israelitas que acabaron en esas regiones. El identificarles, en estos momentos, no es científicamente posible. Evidentemente mantenemos que la semilla de Abraham, la ascendencia misma por medio de Isaac y Jacob, es significativa. Los textos bíblicos dejan claro que serán verdaderamente estos descendientes de los antiguos israelitas los que regresarán a la Tierra de Israel y los que darán paso a la Era Mesiánica. Sin embargo, en términos de identificación real, por ahora por lo menos, ¡ES UNA CUESTION DE CORAZON! Aceptamos que esto suena altamente subjetivo e impreciso. Sin embargo, las experiencias de miles de creyentes bíblicamente orientados, principalmente protestantes, proveen un testimonio convincente en este sentido. Hemos empezado, en estas páginas web, a presentar alguna asombrosa evidencia de la afinidad que tienen estas personas especiales con el Elohim de Israel, la Biblia y el pueblo judío (ver "A Coincidental Historical Parallel?")
Hay mucha más evidencia que presentar y continuaremos haciéndolo de una manera sistemática. Hemos vivido para presenciar en nuestros propios días un tremendo REGRESO por parte de miles de cristianos que quieren recuperar sus raíces hebraicas de la fe. Muchos lo encuentran absolutamente irresistible. ¡Hay un motivo para que así sea! Es realmente una cuestión del corazón, pero los profetas han pronosticado que sucedería exactamente esto, anunciando cómo uno procedente de una ciudad y dos de una familia, serán traídos de regreso a Sión en los últimos días. Somos muy privilegiados de ser testigos no sólo del nacimiento del moderno estado de Israel en nuestro siglo, sino de la identificación y comienzos de la restauración de las Tribus Perdidas.


De la página Web www.unitedisrael.org







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