Los términos exactos "Tribus
Perdidas" que nosotros y otros usan para referirse a la
cautividad y a la posterior dispersión de las diez tribus de la Casa
del norte de Israel por los asirios en el siglo octavo a. de M. no
ocurre nunca en las Escrituras. Esto suscita una cuestión válida en
cuanto a si nuestra investigación y nuestros esfuerzos por
identificar a estos israelitas puede resultar ilegítimos, desde un
punto de vista bíblico. Existen, efectivamente, aquellos que
mantienen que las Diez Tribus del Norte nunca estuvieron pérdidas, y
que forman actualmente parte de los israelitas a los que
identificamos en la actualidad como el pueblo judío. Si es ese el
caso, entonces todo el objetivo y propósito del Israel Unido de
Jerusalén y estas páginas web es, sin duda, una mal informada
pérdida de tiempo. De modo que, desde nuestro punto de vista, este
tema es de vital interés para nosotros y para todos nuestros
lectores.
De hecho, desde un punto
de vista profético, hay un sentido en el que esas tribus del norte
de Israel, conocidas en los profetas como la Casa de Israel o por los
nombres de Efraín o Yosef, no estuvieron nunca perdidas, sin duda,
no lo estuvieron para Elohim. YAHWEH declara acerca de la futura gran
reunificación de todas las tribus de Israel que no tiene rival con
el Shemot de Egipto,
"mis ojos están
sobre todos sus caminos, los cuales no se me ocultaron…"
(Jer 16:14-18; Jer
3:11-18)
El profeta Amós deja
este hecho aún mas claro, dejando de nuevo constancia de las
palabras mismas de YAHWEH:
"He aquí los ojos
de YAHWEH están contra el reino pecador [la Casa de Israel del
norte], y yo los asolaré de la faz de la tierra, más no destruiré
del todo la casa de Jacob dice YAHWEH. Porque he aquí yo mandaré y
haré que la casa de Israel sea zarandeada entre todas las naciones,
como se zarandea el grano en una criba, y no cae un granito en la
tierra."
(Amós 9:8-9)
La imagen consistente
que captamos en los Profetas es que cuando llegue el momento de esta
reunificación masiva estos israelitas estarán esparcidos por todo
el mundo, mezclados entre las naciones de manera que resulten
indistinguibles, pero a pesar de ello, puedan responder a una señal
divina concreta o llamamiento en los tiempos del Mashiaj (Isa. 11:12;
10:20-22).
En este artículo
expondremos cinco aspectos de la evidencia para justificar nuestra
contención respecto a que estas diez tribus del norte del antiguo
Israel estaban esencialmente perdidas para la historia hasta nuestro
tiempo y han permanecido, en gran medida, separadas de la tribu de
Judá (el pueblo judío actual), y que su identificación y
restauración es una parte esencial del plan divino para la redención
del mundo. Realizaremos una inspección de los siguientes aspectos en
este orden: lo bíblico, lo histórico-literario, lo arqueológico,
lo rabínico y lo profético.
El Registro Bíblico
Comenzamos con los libros históricos
del Tanaj mismo. 1 de Reyes 11 deja constancia de la división de las
Doce Tribus del antiguo Israel en dos reinos diferentes o "casas"
después de la muerte de Salomón en el siglo 10 a. de M. El profeta
Ahías le dice a Jeroboam, que pertenecía a la tribu de Efraín y,
por lo tanto, no pertenecía a la línea real de David, que YAHWEH
iba a dividir el reino, dándole a él "diez piezas" o
tribus, dejando una, la tribu de Judá (con porciones de Leví) en el
sur, centrándose en Jerusalén. Este reino del sur continuaría la
monarquía de David, cumpliendo la promesa que le hizo Elohim a la
línea de David que no perecería jamás y de ella surgiría
posteriormente el Mashiaj (1 Reyes 11:26-35; Salmos 89). En el resto
del libro de 1 Reyes y también en todo 2 Reyes, leemos la historia
detallada de toda la historia separada de lo que se llama el "Reino
Dividido", es decir, el de la Casa de Israel en el norte y el de
la Casa de Judá en el sur, con sus distintivas dinastías
gobernantes. Todos los profetas, desde Oseas hasta Ezequiel,
mantienen de manera consistente la distinción y dedican sus mensajes
o bien al reino de Israel o al de Judá (o en ocasiones a ambos).
Existe entre los exilios de estos dos reinos, de manera respectiva,
una diferencia de 135 años, los primeros por los asirios (en el
siglo octavo a. de M.) y el segundo por los babilonios (en el siglo
sexto a. de M.). Con el tiempo, el reino del norte se volvió a la
peor clase de idolatría y sus reyes, como puedan ser el infame Acab,
juntamente con su malvada esposa Jezabel, abandonaron por completo el
servicio de YAHWEH y su pacto con el pueblo de Israel, basado en la
Toráh, (1 Reyes 16:30-33). 2 Reyes 17 ofrece un resumen
escalofriante de 200 años de apostasía y declara que el Exilio del
norte de Israel de su tierra por los asirios a finales del siglo 8 a.
de M. fue el castigo de Elohim por sus pecados. El escritor de Reyes
lo expresa de una manera muy concisa:
YAHWEH, por lo tanto se airó en gran manera contra
Israel, y los quitó de delante de su rostro, y no quedó sino sólo
la tribu de Judá."
(2 Reyes 17:18)
La devastación del reino del norte de Israel se produjo por medio
de una serie de campañas militares por parte de los asirios, primero
bajo Tiglaz pileser (c. 730 a. de M.) y posteriormente por Salmanases
V y Sargón II (722 a. de M.). La política asiria era, de hecho,
deportar a las poblaciones en las regiones que conquistaban,
volviendo a establecer la tierra con personas que no eran nativas (2
Reyes 15:29; 17:6, 24). Estos nuevos residentes del norte de Israel
acabaron por ser conocidos como los samaritanos. El escritor de Reyes
dice:
En el año nueve de
Oseas, el rey de Asiria tomó Samaria y llevó a Israel cautivo a
Asiria, y los puso en Halah, en Habor, junto al río Gozan, y en las
ciudades de los medos.
(2 Reyes 17:6 &
18:11)
(La traducción de la
última parte de este versículo es difícil. Posiblemente pueda
significar también: "Los estableció en el Habor, el río de
Gozan" (ver NRSV, NIV). El relato paralelo en 1 Crónicas 5:26
nombra "Halah, Habor, Hara, y el río Gozan," indicando que
el nombre del río es Gozan, no el Habor, un subafluente que fluye
para introducirse en el Eufrates.)
La mayoría de los
eruditos sitúan estos lugares en la región del norte y del oeste de
Nínive, entre los ríos Tigris y Eufrates.
Es digno de mención que
tanto el escritor de Reyes como el cronista dicen:
"Israel fue llevado
cautivo de su tierra a Asiria, hasta hoy."
(2 Reyes 17:23; 1 Cró.
5:26)
( Immanuel Velikovsky
mantuvo que las tribus fueron llevadas mucho más al norte, más allá
del Cáucaso, a las estepas de los ríos Don y Volga, una región que
argumenta, a la que llegaron los asirios. Identifica al río "Gozan"
con el Volga, y a los Khazares con los antiguos israelitas (The
Assyrian Conquest, Vol. II of the Ages in Chaos
series))
Puesto que las Crónicas
fueron escritas a finales del siglo quinto a. de M., después del
regreso de Judá del Exilio Babilónico, está claro que el escritor
(tradicionalmente Esdras) sabía que estas diez tribus del norte
permanecieron en el Exilio en su día, es decir, después del tiempo
de que Judá y Jerusalén habían sido restaurados. Este es el último
rastro que tenemos de las Diez Tribus del Norte en las porciones
históricas de las Escrituras hebreas.
Los libros de Esdras y de
Nehemías, así como los de Crónicas, dejan constancia del regreso
de la tribu de Judá (con partes de Benjamín y de Leví) del Exilio
Babilónico entre los años 539 y 520 a. de M. Algunos han entendido
equivocadamente referencias en estos textos que tienen que ver con
algunas de las tribus adicionales, distintas a la de Judá, o a las
doce tribus, como implicando que las tribus del norte, deportadas por
los asirios, también regresaron a la Tierra en masa durante este
periodo en respuesta al decreto de Ciro. Esto carece totalmente de
base. Sabemos que incluso durante los reinados de Ezequías y de
Josías, reyes de Judá, más de cien años antes, partes de las
tribus del norte (Efraín, Manases, Aser, Zabulón e Isacar) fueron a
Jerusalén para Pesaj, aunque el grueso de la población había sido
deportada a Asiria (2 Cro. 30:1-18; 34:6-9). Esto indica que los
asirios no se llevaron a toda la población, ya que un reducido
número de estos israelitas del norte quedaron atrás en la tierra,
especialmente aquellos que estaban unidos con Judá en Jerusalén.
Esto era especialmente el caso en lo que se refiere a la pequeña
tribu de Benjamín y muchos levitas. En el siglo 6 a. de M., bajo
Esdras y Nehemías, sucedió lo mismo. Había algunos israelitas del
norte que regresaron con Judá, pero las listas de los nombres y las
familias dejan claro que la abrumadora mayoría de los 42.000 que
regresaron eran de Judá, Benjamín y Leví. Las listas detalladas se
ofrecen con la afiliación tribal (Esdras 2; Nehemías 7 y
especialmente el capítulo 11). Como es natural, estos valientes
pioneros estaban llenos de fe en que las grandes promesas de sus
Profetas para una restauración total y definitiva de todo Israel
estaba cercana. Por consiguiente, cuando se reconstruyó el Templo,
se ofrecieron sacrificios, como sería de esperar, por todas las doce
tribus de Israel (Esdras 6:13-18). A pesar de todo, los textos de las
Escrituras son inequívocos. La gran mayoría de los israelitas del
norte fueron deportados por los asirios y "sólo quedó Judá"
(2 Reyes 17:18) y el escritor mismo de Crónicas deja constancia de
que permanecieron en el exilio en el norte incluso hasta hoy (1 Cró.
5:26).
No debemos dar por hecho
que aquellos que regresaron a Judea y a Jerusalén no eran
conscientes de sus hermanos y hermanas de las tribus del norte.
Existen claras indicaciones en las últimas porciones proféticas de
las Escrituras de que los de Judea sabían exactamente dónde se
encontraban las otras tribus. Por ejemplo, los nombres de los lugares
en Isaías 66:19 (Lidia, Tubal y Grecia) muestran claramente que
estas tribus ya habían emigrado en dirección noroeste, hacia Asia
Menor y Europa. Esta evidencia concuerda exactamente con lo que
aprendemos gracias a las inscripciones asirias, como veremos.
Referencias Históricas y Literarias
La literatura judía que
ha sobrevivido a los periodos persa, griego y romano testifica de
manera unánime del hecho de que las Diez Tribus del norte de Israel
permanecieron en el Exilio muy al norte, dispersas entre los
gentiles. Existen muchas referencias pero una pequeña muestra será
suficiente para este artículo. Primero, están aquellos textos que
los eruditos conocen como la Apócrifa y Pseudoepígrafa, la mayoría
de los cuales fueron escritos desde el 300 a. de M. hasta el siglo 1
de nuestra era. El Testamento de Moshe dice:
Entonces algunos de las
tribus ascenderán y llegarán a sus lugares destinados y de nuevo
rodearán el lugar de murallas [refiriéndose al regreso a Babilonia
en el año 539 a. de M.]. Y las dos tribus continuarán en la fe que
les fue concedida… Y las diez tribus fructificarán y aumentarán
entre los gentiles durante el tiempo de su cautividad
(4:7-9; cf. 2:5).
Aquí uno ve la clara
distinción que se hace entre las dos (Judá y probablemente Levi) y
las otras diez. 2 Esdras es aún más explícito, afirmando que estos
que habían sido exiliados por los asirios fueron primeramente
llevados cruzando el Eufrates, pero posteriormente emigraron más
allá.
Pero formaron este plan
para sí mismos, que dejarían a la multitud de naciones y se
marcharían a una región más distante…un viaje de un año y
medio, y ese país se llama Arzareth [que significa, Otra Tierra]
(13:39-45).
Textos como Ben Siraj
(36:11-15), los Salmos de Salomón (17:28-31) y el Testamento de los
Doce Patriarcas implican una dispersión por el estilo, mucho después
del regreso babilónico. Josefo, el historiador del primer siglo,
deja constancia de lo mismo: Por lo cual, solo existen dos tribus
[las conocidas como judíos] en Asia y en Europa sometidas a los
romanos, mientras que las diez tribus se encuentran más allá del
Eufrates hasta hoy y una inmensa muchedumbre que no se puede calcular
en números (Antigüedades 11:133).
Este testimonio de Josefo
es de especial valor en que es el descendiente directo de una familia
de sacerdotes que regresaron bajo Esdras y que podían seguir el
rastro a su genealogía hasta aquel tiempo. En su historia de la
nación judía hizo uso de todas las fuentes disponibles en su época.
De haber existido un entendimiento general de que las Tribus del
norte habían regresado a la Tierra en el siglo 6 a. de M. no cabe
duda alguna de que hubiese dejado constancia de ese hecho.
La Evidencia Arqueológica
Es al llegar a este punto
que la evidencia arqueológica se vuelve más de vital importancia
para seguir la historia subsiguiente de estos israelitas del exilio
emigrando. Durante el último siglo se ha literalmente excavado una
cantidad masiva de evidencia en forma de inscripciones, que
documentan la historia de los periodos asirio y babilónico. Esto
incluye monumentos, relieves y literalmente cientos de miles de
tabletas de arcilla, muchas de las cuales han sido publicadas en los
años recientes. No sólo es que ahora contamos con relatos
contemporáneos de la destrucción y la deportación del norte de
Israel, sino que podemos por primera vez, de hecho, seguirle la pista
a las migraciones de los cautivos israelitas en las regiones del
norte del Caucaso y cruzando el estrecho del Bósforo hasta el sur de
Europa. En los más antiguos monumentos asirios se refieren a los
israelitas como la "Casa de Omri" (Bit Khumri"
nombrada por Omri, rey de Israel y padre del malvado Acab, del siglo
9 a. de M. Ha sobrevivido incluso correspondencia de la corte de
Senaquerib y Sargón y es precisamente en estos materiales que
podemos empezar a recoger referencias sobre los israelitas, a los que
se referían como gamira o gamera, y finalmente como cimerios, que
vivían en las regiones donde fueron llevados los deportados
israelitas. La historia ulterior de los cimerios, sus migraciones al
Asia Menor y al sur de Europa, así como su relación con los
escitas, está más allá del alcance de este artículo, pero ha sido
documentado a fondo. Baste con decir al llegar a este punto que este
aspecto de nuestra evidencia, en combinación con la bíblica, la
literaria y la profética, es parte de un todo, y forma una
impresionante demostración que se acerca considerablemente a la
certeza histórica.
( Para
los lectores que deseen seguir este curso
en mayor detalle, mencionamos dos publicaciones, una popular y otra
mas erudita: E. Raymond Capt, Missing Links
Discovered in Assyrian Tablets (Artisan Sales, P. O. Box 1497,
Thousand Oaks, CA 91360) and Anne Kristensen, Who Were The Cimmerians
and Where Did They Come From? (Copenhagen: Royal Danish Academy of
Sciences and Letters, 1988))
La Actitud Rabínica
Los rabinos tienen mucho
que decir acerca de la Diez Tribus "Perdidas" y las
discusiones acerca de su paradero y su eventual regreso a la Tierra
de Israel abundan en los medios judíos.
(Un buen resumen
publicado es el que se encuentra en el Rabino Rafael Eisenberg, A
Matter of Return (Jerusalem: Feldheim, 1980). La principal discusión
rabínica se encuentra en el Talmud Babilónico, Tractate Sanhedrin
110b.)
Es interesante darse
cuenta de que la principal discusión en la Mishnah comienza con la
afirmación de que "las Diez Tribus no regresarán" (b.
Sanhedrin 110b). En otras palabras, la idea de que las Diez Tribus
habían sido asimiladas juntamente con Judá, el pueblo judío, o que
de lo contrario habían regresado a la Tierra, ni siquiera se
contempla. Toda la discusión, que todos los rabinos aceptan, da por
hecho que estas tribus están "pedidas" o en el Exilio, y
la pregunta pertinente era si volviesen alguna vez, dado el extremo
estado de apostasía. El Rabino Akiba afirmaba que no regresarían,
mientras que el Rabino Eleizer afirmaba que sí que lo harían. Ambas
interpretaciones se basan en diferentes interpretaciones de la
profecía bíblica y en si las promesas de la restauración eran
condicionales o incondicionales. La halajah (una decisión
autoritativa) era que las Diez Tribus volverían (Tosefta Sanhedrin
13). De hecho, algunas autoridades rabínicas afirmaban que el
regreso de las Diez Tribus era un componente esencial de la
Redención. El Yalkut Shimoni afirma que incluso aquellos de las
tribus que han perdido su identidad regresarán en los días del
Mashiaj, cuando sus orígenes y sus afiliaciones tribales se
revelarán.
Según los "sabios
rabínicos", las Diez Tribus emigraron de Asiria, mas allá del
Río Sambation. Informan que este misterioso río fluye seis días a
la semana, pero deja de hacerlo el shabbat (Bereshit Rabba 11:5).
Muchos han considerado que esta es una referencia legendaria, sin
embargo, John Hulley ha argumentado que la tradición se refiere, de
hecho, al estrecho del Bósforo, entre el Mar Negro y el Egeo, donde
la corriente realmente se hace mas lenta o incluso se invierte por
promedio una vez a la semana.
(El estrecho del Bósforo,
c. 20 mi (30 km) de largo y c. 2,100 ft (640 m) de ancho en su parte
más estrecha, que separa la Turquía europea de la asiática. El
estrecho fortificado conecta el Mar Negro con el Mar de Marmara. Como
parte (con las DARDANELLAS) de un pasaje que une el MAR MUERTO Y EL
MEDITERRANEO, es una ruta marítima de vital importancia para Rusia y
Ukrania. Un puente (3,524 ft/1,074 m largo) va sobre el Bósforo en
Estambul, cerca de la punta sur del estrecho.)
Presenta evidencia
lingüística que el mismo término Sambation procede de "yam
Bithyon" o "mar de los bitinios."
(Ver el fascinante
artículo "¿Did Any of the Lost Tribes go North?" en B’Or
Ha’Torah 6 (1987): 127-33.)
De ser este el caso,
tenemos una sorprendente correlación con la evidencia de las
migraciones de los cimerios, que indica que partes significativas de
los deportados israelitas se dirigieron hacia el norte, a Asia Menor
y posteriormente hacia Europa.
La Palabra Segura de la Profecía
Para aquellos que creen
que las palabras de los profetas hebreos son inspiradas por Elohim,
tal vez la más poderosa evidencia de que las Diez Tribus no
regresaron nunca, que no se encuentran entre el pueblo judío actual,
pero que al final se identificarán y serán restauradas, se
encuentran aquí, en la Biblia misma. El problema es que muchos, si
no la mayoría, de los estudiantes de la Biblia, tanto cristianos
como judíos, leen pasando por encima pasaje tras pasaje que se
refiere claramente a las Diez Tribus como si se estuviese refiriendo
a la Casa de Judá o a aquellos que actualmente conocemos como el
pueblo judío. Como hemos visto, el pueblo judío de hoy contiene, de
hecho, alguna mezcla de las otras tribus, pero son predominantemente
de Judá, Leví y Benjamín. Cuando los profetas hablan acerca de
Yosef o Efraín, algo que hacen muchas veces, ésta no es claramente
una referencia al pueblo judío y con frecuencia se encuentra en el
mismo contexto que alguna afirmación explícita que contrasta acerca
de Judá (los judíos). Aquí hay dos puntos principales que es
preciso enfatizar.
Primero, los Profetas declararon de manera muy explícita que la
restauración final de las Diez Tribus y su unión con Judá tendrá
lugar en "los últimos días", coincidiendo con la
aparición de la figura davídica mesiánica. Se describe ese tiempo
de tal manera que deja claro que no podía referirse de ningún modo
al regreso de Judá del Exilio Babilónico en el siglo 6 a. de M. Por
ejemplo, Jeremías 30-31, una de las profecías más explícitas de
la Biblia, que trata acerca de las Tribus, viene enmarcada con la
afirmación:
"en el fin de los días entenderéis esto"
(Jer. 30:24)
En caso de que uno se pregunte o argumente el significado exacto de
esta frase "los últimos días", Jeremías deja claro que
es el tiempo cuando YAHWEH elimine el yugo de la dominación
extranjera y levante al descendiente davídico para que sea el rey en
Israel (30:9). Esto corresponde con un tiempo en que Jerusalén será
reconstruida, no será arrancada ni destruida más para siempre (Jer.
31:37-40). Teniendo en cuenta que Jerusalén quedó completamente
destruida por los romanos en el año 70 de la E.C., posteriormente al
regreso del Exilio Babilónico bajo Esdras y Nehemías, esta unión
particular y la restauración de todo Israel, incluyendo la de la
Tierra, la Ciudad y el Templo, deben de estar todavía en el futuro,
en los días del Reino Mesiánico. Amós presenta el mismo punto al
final de su profecía. El Reino del Norte será destruido, disperso,
pero no perdido (9:8-9), pero en un tiempo posterior el "tabernáculo"
davídico será restaurado (9:11) e Israel será plantada de nuevo en
su propia tierra para "no ser nunca mas arrancada" (9:15).
Puesto que Judá fue arrancada de nuevo por los romanos después de
regresar de Babilonia y teniendo en cuenta que la dinastía davídica
no fue restaurada durante el tiempo de ese Retorno, esta profecía,
como la de Jeremías 30-31, debe de referirse a un tiempo posterior.
Ezequiel 37 habla tanto del valle de los huesos secos como de la
unión de los dos palos (o "árboles") y Judá. Esta
importante profecía está evidentemente situada en el mismo periodo
de tiempo mesiánico, una que es clara, pero futura en lo que a
nosotros se refiere, y no pudo cumplirse en los tiempos del segundo
Templo (quinto siglo a. de M. hasta el primer siglo de la E.C.). Los
últimos versículos del capítulo dejan esto claro. La unión de los
dos palos tiene lugar en una época en que aparece la figura davídica
mesiánica y el Santuario sagrado o el Templo es restaurado de manera
permanente (37:24-28). Por otro lado, como muestran los próximos dos
capítulos, esto es justo antes de la guerra de Gog y Magog. El
aplicar Ezequiel 37 a cualquier tiempo en el pasado es privarle de
cualquier sentido sensato. Isaías 11 es tal vez la única profecía
mas clara que absolutamente puntualiza el tiempo de la unión de las
Diez Tribus con la Casa de Judá. Tiene lugar en el tiempo en que la
Rama mesiánica de David gobernará la tierra. En ese tiempo YAHWEH
por medio de este agente mesiánico, extenderá Su mano por segunda
vez [no la del Regreso Babilónico] para recuperar a los exiliados
tanto de Israel como de Judá (versículos 10 a 12). Estas
Escrituras: Jeremías 30-31; Amós 8; Ezequiel 37 e Isaías 11, son
representativas de toda una malla de textos relacionados, que están
todos ellos perfectamente relacionados los unos con los otros. Los
Profetas nos ofrecen una imagen increíblemente gráfica de los
Últimos Días y de manera central en esa visión está la próxima
unión de las tribus "perdidas" de Yosef y sus compañeros,
con los que actualmente conocemos como el pueblo judío.
El segundo punto en importancia que se destaca de manera más
evidente en los Profetas es el alcance absolutamente asombroso de la
futura Restauración de todas las Tribus, que habrá de rivalizar con
el Éxodo de Egipto, según Jeremías:
No obstante, he aquí
vienen días, dice YAHWEH en que no se dirá mas: Vive YAHWEH que
hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto; sino: Vive
YAHWEH que hizo subir a los hijos de la tierra del norte, y de todas
las tierras a donde los había arrojado, y los volveré a su tierra,
la cual di a sus padres.
(Jer. 16:14-15)
En caso de que alguien pueda poner en duda el contexto, este pasaje
se repite en Jeremías 23:7-8 donde está fuertemente unido al
Mashiaj davídico y a su reinado (versículos 5-6). El lenguaje no
podía ser mas claro. Jeremías 3:11-18 también añade mas detalles
respecto a la próxima Restauración. En aquel entonces Jerusalén se
convertirá en el centro del gobierno mundial, al cual todas las
naciones acudirán masivamente, precisamente cuando "la casa de
Judá se una a la Casa de Israel y juntos vendrán de la tierra del
norte". Este texto a su vez está relacionado íntimamente con
Isaías 2:2-4 que nos habla de un tiempo de paz universal cuando
todas las naciones vendrán a Jerusalén para aprender el Camino de
la Toráh de YAHWEH. Claramente entonces, cuando regresen las Diez
Tribus, y a ellas se una el pueblo judío, el mundo entero será
transformado. No es posible, ni dando rienda suelta al lenguaje ni a
la imaginación, que nadie espere que estos textos se apliquen al
esperado, pero limitado regreso de los judíos de Babilonia en el año
586 a. de M.
Ha sido nuestra
experiencia que aquellos que afirman que el pueblo judío actual
representa el cumplimiento de las profecías bíblicas respecto a la
restauración de TODO Israel normalmente no han leído detenidamente
las muchas porciones de las Escrituras que tratan acerca de la
Restauración.
(Ver los artículos "An
Everlasting Love" y "Searching for the Ten Lost Tribes of
Israel—Separating Fact from Fantasy," donde se abarcan muchos
de los textos clave.)
Estos textos dejan muy
claro que aún nos espera un gran despertar, uno que introducirá la
Era Mesiánica.
Las "Tribus Perdidas" y el
Racismo
Desde el
principio mismo, estas páginas Web dejaron muy claro a nuestros
lectores que el Israel Unido de Jerusalén rechaza cualquier tipo de
enfoque racista en sus esfuerzos por identificar a las Tribus
Perdidas. No afirmamos que ningún país en la actualidad, como pueda
ser los Estados Unidos o la Gran Bretaña, sean israelitas o que las
naciones modernas deban de identificarse con ciertas tribus, como
puedan ser las de Manases o Efraín. Como hemos enfatizado
repetidamente, la investigación que estamos empezando a presentar
sobre las Tribus Perdidas, será históricamente responsable de modo
que pueda soportar el escrutinio más académicamente riguroso.
Demasiados de los grupos que adoptan el mensaje de la "identidad
de Israel" producen supuestamente llamadas "pruebas" o
"evidencia" que resulta ridícula para lingüistas
competentes, para los etnógrafos e historiadores y, lo que es peor
aún, con frecuencia tienden a ser sutilmente, o aunque no sea
sutilmente, racistas en su enfoque de esta cuestión de identificar a
las Tribus Perdidas. Esta claro que las poblaciones de Gran Bretaña,
los Estados Unidos y la Europa del noroeste están muy mezcladas. Lo
que mantenemos es que existen porciones significativas de antiguos
israelitas que acabaron en esas regiones. El identificarles, en estos
momentos, no es científicamente posible. Evidentemente mantenemos
que la semilla de Abraham, la ascendencia misma por medio de Isaac y
Jacob, es significativa. Los textos bíblicos dejan claro que serán
verdaderamente estos descendientes de los antiguos israelitas los que
regresarán a la Tierra de Israel y los que darán paso a la Era
Mesiánica. Sin embargo, en términos de identificación real, por
ahora por lo menos, ¡ES UNA CUESTION DE CORAZON! Aceptamos que esto
suena altamente subjetivo e impreciso. Sin embargo, las experiencias
de miles de creyentes bíblicamente orientados, principalmente
protestantes, proveen un testimonio convincente en este sentido.
Hemos empezado, en estas páginas web, a presentar alguna asombrosa
evidencia de la afinidad que tienen estas personas especiales con el
Elohim de Israel, la Biblia y el pueblo judío (ver "A
Coincidental Historical Parallel?")
Hay mucha más evidencia
que presentar y continuaremos haciéndolo de una manera sistemática.
Hemos vivido para presenciar en nuestros propios días un tremendo
REGRESO por parte de miles de cristianos que quieren recuperar sus
raíces hebraicas de la fe. Muchos lo encuentran absolutamente
irresistible. ¡Hay un motivo para que así sea! Es realmente una
cuestión del corazón, pero los profetas han pronosticado que
sucedería exactamente esto, anunciando cómo uno procedente de una
ciudad y dos de una familia, serán traídos de regreso a Sión en
los últimos días. Somos muy privilegiados de ser testigos no sólo
del nacimiento del moderno estado de Israel en nuestro siglo, sino de
la identificación y comienzos de la restauración de las Tribus
Perdidas.
De la página
Web www.unitedisrael.org
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